Es insostenible con el tiempo lo que acontece en el sistema política del país, donde el nivel de deterioro y latrocinio de sus dirigentes ha llegado a límites insospechables, recayendo la mayor responsabilidad en los partidos, porque estos están conformados por un conjunto de hombres y mujeres que establecen normas y principios que se manifiestan a través de los órganos de dirección, y como tal sus decisiones no deben ser individualizadas.
La individualidad en política solo es posible cuando los organismos partidarios no funcionan, por lo tanto en este análisis es difícil desligar a los partidos del accionar de sus miembros. Sin embargo nos enfocaremos, en los dirigentes que cabalgan sin ningún sentido de la historia, pues sus intereses personales enquistados en los puestos desempeñados o a desempeñar, están por encima de los principios que les dieron origen a lo organización que dicen representar.
Estos los hemos podido comprobar a propósito de la reacción de algunos perdedores, de no querer aceptar los resultados adversos, del reciente proceso electoral donde han querido desconocer la voluntad popular soberanamente expresada en las urnas.
Un diputado perdedor dijo: "Para quitarme mi puesto hay que matarme y el que se siente en mi curul lo mato".
Otro candidato a Senador se expresó con semejante términos cuando dijo: "Para quitarme esta victoria tienen que matarme" como se puede explicar esta sin razón?
Los que no aceptan la derrota sea está por estrecho margen o por holgados, buscan argumentos de todos los calibres, sin importar cuantas ofensas, amistad y verdades se lleven de encuentros en la preparación de sus argumentos, que por injustos que sean, a ellos les parecen valederos y eso es los que le importa con tal quedar bien antes los seguidores que votaron por ellos.
Lo que no toman en cuentan los protagonistas de esta reprochable acción, es que hay un pueblo sabio que los observa para pasarle factura en el próximo proceso. El que perdió debe aceptar su derrota con humildad, sin acusaciones y sin odios porque como perdió hoy otras veces ganó y puede volver, dejar de buscar chivos expiatorios cuando no hay y entender que los puestos públicos no son eterno porque, el pueblo los pone y el pueblo también los quita.
Arquitecto, Manuel de Jesus Cedeño.
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