Después del rinoceronte por su cuerno y el elefante por los colmillos, una nueva especie mucho menos exótica sufre en África los estragos de la demanda asiática: el burro. Este animal cada vez es más demandado en China, en donde le atribuyen a su piel propiedades curativas.
Ante la escasez de burros en el mercado nacional debido a la sobreexplotación, los chinos recurren al continente africano para disponer de pieles de este equino y poder seguir fabricando ejiao.
Obtenido de hervir la piel, el ejiao es una gelatina utilizada en la medicina tradicional china para prolongar la vida, mejorar la piel y las prestaciones sexuales. Cada vez se vuelve más popular entre la creciente clase media del gigante asiático.
Debido a la popularidad de estos cuadrúpedos en las zonas rurales, y a la porosidad de unas aduanas a menudo corruptas, África es uno de los caladeros preferidos de los comerciantes chinos que importan masivamente pieles para fabricar ese producto milenario.
"Los efectos en las comunidades rurales son devastadores. Los burros son fundamentales para que la gente transporte leña o agua, para la agricultura", cuenta a la agencia EFE Ashley Ness, inspectora de la Highveld Horse Care Unit, que combate las matanzas ilegales de equinos en Sudáfrica.
Estas redes obtienen los animales robándolos a sus propietarios o los adquieren de dueños necesitados de dinero rápido. Una piel de burro entera como una alfombra, sin agujeros o jirones, puede venderse después en China por unos 530 dólares.
"Muchas veces dejan abandonados los cuerpos y la carne", afirma Ness, que añade que el transporte desde Sudáfrica se hace habitualmente por barco desde el puerto de Durban y sin ningún control aduanero.
Países como Níger o Burkina Faso prohibieron en el 2016 exportar pieles de burro a China después de que decenas de miles de equinos fueran sacrificados por sus pieles. Otros gobiernos, como los de Kenia y Botsuana, han optado por abrir criaderos para suplir al gigantes asiático de burros de forma legal.
Una de las zonas más afectadas por la fiebre de la piel de burro es el sur del continente.
La policía sudafricana confiscó en enero en una propiedad del este de Johannesburgo las pieles de unos 3.500 animales, la mayor cantidad intervenida hasta ahora, en una operación que permitirá avanzar en la lucha contra las mafias dedicadas al tráfico.
"Cada semana durante todo el año pasado un camión venía y cargaba pieles", señala Ness, que recibió de vecinos la denuncia que llevó a la captura, y cita a un trabajador en la propiedad como fuente.
Ness calcula que entre 1.500 y 3.500 pieles de burro salieron cada semana en camiones durante el 2016 de ese lugar, en el que se encontró a dos ciudadanos chinos que negaron ser los dueños de las pieles y son investigados por la policía.
La mayoría de las pieles carecían de documentos que probaran su procedencia o que los animales hubieran sido sacrificados según las regulaciones vigentes.
En otra operación, la policía sudafricana detuvo el mes pasado a dos individuos relacionados con la matanza de más de 100 burros en una hacienda de la provincia del Cabo Septentrional.
Testigos de los sacrificios han denunciado que algunos animales murieron a martillazos.
En la acción policial más reciente, las fuerzas del orden interceptaron el 20 de febrero cerca de Johannesburgo un cargamento de pieles de burro con un valor estimado de más de 159.330 dólares.
La provincia sudafricana del Noroeste es una de las más golpeadas por los robos de burros. Varios propietarios han denunciado a la prensa local haber perdido a manos de los ladrones a la mayor parte de sus equinos, mientras otros celebran la subida del precio de este animal gracias a la demanda china.
Mientras tanto, el gobierno provincial trabaja con las autoridades chinas en la creación de varios criaderos para suplir al mercado del país asiático, y crear riqueza y puestos de trabajo en la zona.
"Tenemos informaciones de matanzas y tráfico de burros, y por esa razón queremos crear un mercado formal y cumplir todos los requisitos legales", explica Patrick Leteane, del gobierno de la provincia del Noroeste, que espera que el proyecto contribuya a acabar con el comercio irregular de la especie.
Fuente: EFE
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