La atención a los 61.893 inmigrantes menores no acompañados atendidos por los servicios sociales, cifra que incluye a 16.664 jóvenes que han alcanzado la mayoría de edad, costará a Alemania este año casi 4.000 millones de euros (US$ 4.215.585), según datos del Ministerio de la Familia que publica hoy el diario "Welt".
La Oficina Federal Administrativa ha establecido para cada uno un coste diario de 175 euros, lo que supone 5.250 euros por persona al mes, y que incluye la custodia del menor, así como ayudas a la educación.
Si el número de menores no acompañados acogidos se mantiene en el nivel actual de fecha de 9 de febrero, los costes ascenderán este año a 3.950 millones de euros.
A pesar del comparativamente elevado nivel de delincuencia en este grupo, en 2016 no se llevó a cabo la expulsión de ningún menor no acompañado, según se desprende de una respuesta del Gobierno a una interpelación de La Izquierda.
El vicepresidente del grupo parlamentario de la unión conservadora, Michael Kretschmer, considera que en vista de los elevados costes, el "freno de hecho a las expulsiones de menores no acompañados" no es sostenible por más tiempo.
En declaraciones al diario, el político conservador señala que "si Alemania detecta menores no acompañados originarios de Polonia o Francia, se busca a sus familias y se los devuelve a sus padres".
No obstante, critica, "si la persona no acompañada procede de Afganistán o de África, se le lleva a la oficina de asistencia de menores y se organiza con elevados costes su permanencia a largo plazo (en Alemania) a pesar de que el menor hable por teléfono cada noche con su familia".
Por eso considera que las autoridades deberían intentar también, "mediante los datos de móvil, ponerse en contacto con los padres para poder expulsar al menos a unos cuantos menores no acompañados".
La ley de extranjería alemana establece que debido a la particular obligación de garantizar la protección de un niño, antes de efectuar la expulsión de un menor no acompañado, las autoridades deben cerciorarse de que a la llegada a su país de origen será entregado a su familia, un tutor o un centro de acogida adecuado.
Las autoridades alemanas no lograron al menos en los últimos dos años realizar esta gestión, aunque en 2016 un total de 649 menores no acompañados fueron rechazados en la misma frontera o devueltos a otro país europeo donde ya se habían registrado previamente.
La cifra de menores extranjeros no acompañados acogidos por los servicios sociales asciende de manera continuada, de 602 registrados en 2005, a 42.309 en 2015.
Un problema adicional es que no todos los menores extranjeros no acompañados, de los cuales el 90 % son hombres, presentan una solicitud de asilo, sobre todo jóvenes de países con pocas perspectivas de recibir el permiso de residencia, por ejemplo de la región del Magreb.
Según la Oficina Federal para la Migración y los Refugiados (BAMF), en 2015, alrededor de 22.300 menores no acompañados presentaron una demanda de asilo, en 2016 lo hicieron unos 36.000, de los cuales un 42 % eran afganos, según precisó el gobierno a una interpelación de los verdes.
A ello se suma el problema de que muchos menores no acompañados en realidad ya son mayores de edad: según el Ministerio de Familia, un total de 16.664 jóvenes adultos siguen bajo custodia de la oficina de menores al considerar los trabajadores y los servicios sociales que existen necesidades especiales.
Además, muchos de los jóvenes que buscan refugio en Alemania ocultan su edad real, difícil de probar a falta de documentos de identificación pertinentes.
Fuente: EFE
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