Horas extras, enemigas del corazón




Durante años las enfermedades cardiovasculares han liderado la lista de las principales causas de muerte en el mundo, y Colombia no es la excepción. Javier Maldonado, referente nacional para la promoción de la salud cardiovascular, prevención y control de la diabetes del Ministerio de Salud, no usa anestesia para describir este escenario: “El país está en medio de una epidemia. En 2010 fallecieron más o menos 200 mil personas, según el DANE, 94 a causa de un ataque cardíaco y 48 por una trombosis”.

Aunque son muchas las causas, Maldonado cuenta que en marzo de este año, la revista Journal of Occupational Health reveló un análisis de personas que llevan más de diez años trabajando. Los hallazgos preocupan, pues por encima de las 46 horas de trabajo a la semana se empieza a incrementar el riesgo de sufrir enfermedades del corazón, y la probabilidad de tener un infarto agudo del miocardio aumenta en un 1 % por cada hora de trabajo adicional.

El problema no está en que se excedan las horas reglamentarias, sino en lo que implica permanecer durante tanto tiempo haciendo una actividad que exige mucha atención y control. “El trabajo por sí solo genera estrés y este a su vez libera una sustancia llamada catecolamina, que es como la adrenalina. El estímulo continuo de adrenalina mantiene niveles de tensión arterial elevados y ocasiona un aumento en la frecuencia cardíaca. Si eso ocurre durante las ocho horas legales de trabajo, imagínese lo que puede ocasionar cuando las personas laboran más tiempo”, señala Efraín Alonso Gómez, cardiólogo y jefe de la unidad de cuidados intensivos coronarios de la Clínica Shaio.

Y eso no es todo. A lo anterior, agrega, hay que sumarle que en muchas ocasiones el trabajo implica estar todo el día frente a un computador, no hacer pausas activas, calmar la ansiedad con alimentos que contienen altos niveles de azúcar, almorzar de afán, consumir cualquier tipo de comida y no hacer ejercicio porque se está  muy cansado. Factores que en conjunto  contribuyen a la aparición de enfermedades cardiovasculares.

Sin embargo, no todas las profesiones son igual de exigentes. “Resultados de un metaanálisis, en el que estuvieron inmersas cerca de 138 mil personas en Estados Unidos, permitieron definir grupos de trabajo, de acuerdo con el control que tiene la persona sobre su labor y con las demandas psicológicas, como disponibilidad de tiempo, carga mental y tareas relacionadas con la coordinación de personal”.

Según lo anterior, explica Maldonado, se estableció que un trabajo pasivo que no exige mucho control genera bajos niveles de estrés; que hay profesiones pasivas que exigen control de personal como la de los arquitectos e investigadores, pero cuyos niveles de estrés no son muy altos, y que trabajos como el de los profesores, administradores, médicos e ingenieros requieren una alta demanda y control, lo que se traduce en mayor esfuerzo físico y mental.

Un oficio con altos niveles de estrés incrementa en un 22 % el riesgo de sufrir una trombosis, en comparación con quien tiene un trabajo pasivo. Y el asunto se complica más en las mujeres, para quienes las estadísticas han demostrado que el riesgo aumenta en un 33 %.

Las recomendaciones, coinciden los expertos, consisten en realizar mucha más actividad física (150 minutos de ejercicio a la semana), mantener una alimentación saludable que se traduce en consumir mínimo cinco porciones de frutas y verduras al día, y evitar el cigarrillo y el exceso de alcohol.

Y en lo que respecta a las organizaciones e instituciones, advierte Maldonado, “es su responsabilidad implementar  programas para promover hábitos y estilos de vida saludables. Esto significa adecuar infraestructura para la práctica de actividad física, promover el ejercicio los fines de semana, el uso de escaleras y facilitar el acceso a una alimentación saludable, que haya neveras con frutas y ensaladas, por ejemplo”.

Colombia hasta ahora lleva dos años y medio trabajando en el tema y el camino que falta por recorrer aún es largo. Maldonado y Gómez afirman que los buenos resultados dependen de qué tanto se logren orientar los esfuerzos en fortalecer y consolidar una efectiva estrategia de entornos laborales saludables que abarquen todos los sectores y cobijen a la mayor cantidad posible de profesionales.

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