La violencia machista golpea fuertemente a Argentina, donde cada 30 horas una mujer es asesinada por el simple hecho de serlo. Esta situación ha llevado a movilizarse cada vez más a menudo a una sociedad tocada por los salvajes feminicidios ocurridos durante los últimos días en el país.
Este domingo un hombre fue detenido tras matar a su pareja, su cuñada y su suegra en la provincia de Mendoza (oeste), donde apenas 24 horas más tarde, otra joven fue desfigurada a golpes por su ex pareja.
Los hechos se produjeron cuatro días después de que en varias ciudades del país miles de personas gritaran "basta" contra una lacra que solo este año ha acabado con la vida de unas 230 mujeres en Argentina, según cálculos de entidades sociales.
El detonante del llamado "Miércoles negro", replicado en varios países de Europa y Latinoamérica, fue el salvaje asesinato de Lucía Pérez, de 16 años, que fue violada y empalada en la ciudad de Mar del Plata el 8 de octubre.
"El promedio sigue dando una mujer cada 30 horas asesinada por violencia de género" y más de 200 cada año, dice a Efe Ada Rico, directora de la Casa del Encuentro, una ONG que difunde estadísticas de feminicidios desde 2008.
La activista destaca que lo que sí ha aumentado es la "conciencia social" y la "visibilidad" de esta problemática, gracias a un mayor compromiso de los medios de comunicación y del Estado.
A su vez, las concentraciones reflejan el hartazgo de una sociedad que se moviliza de forma más activa y frecuente desde el 3 de junio de 2015, cuando una iniciativa de un grupo de periodistas y activistas denominada #NiUnaMenos congregó a miles de personas en la plaza del Congreso argentino.
La magnitud de la manifestación fue tal que se repitió este año y es ya un movimiento que aglutina a numerosas organizaciones sociales y ciudadanos de todas las edades.
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"Es una movilización que pertenece a toda la sociedad" y que no tiene "banderas políticas", algo que ayuda a "tomar conciencia y acompañar a las familias que están pidiendo justicia por un feminicidio", señala Rico.
Para ella, es "imprescindible" un sistema educativo que construya una sociedad más igualitaria y acabe con un sistema "patriarcal milenario", así como leyes y programas de prevención que faciliten el cambio cultural para que los varones dejen de considerar que las mujeres son "un objeto de su pertenencia con el cual pueden hacer lo que deseen".
Impulsado por los reclamos de numerosas organizaciones sociales, en 2010 el Gobierno de Cristina Fernández (2007-2015) aprobó una ley de violencia contra la mujer que incluía un plan para prevenirla, sancionarla y erradicarla, que no llegó a implementarse.
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Finalmente, en julio de este año, ya bajo el mandato de Mauricio Macri, se presentó dicha medida, que aunque según Rico contempla "todos los mecanismos para prevenir la violencia de género", todavía es muy reciente y solo si se logra que cada provincia lo cumpla, empezarán a reducirse las agresiones.
El plan también incluye la obligación de realizar estadísticas oficiales tanto de feminicidios como del grado de seguimiento de las denuncias, un reclamo histórico de la Casa del Encuentro, que hasta este año era la única fuente de dichas cifras a falta de investigaciones oficiales.
Fabiana Túñez, presidenta del Consejo Nacional de las Mujeres (CNM), que depende de Presidencia argentina, considera que esta medida era "una deuda" con las mujeres y permitirá trabajar "multisectorialmente" contra la violencia.
Como Rico, cree que la educación en Argentina no tiene una mirada de género y por eso ve necesaria una profunda reforma que la incluya desde los primeros años de colegio para erradicar así el "origen" del machismo.
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En cuanto a la justicia, considerada la otra prioridad, la titular del CNM asegura que se busca implementar la gratuidad del proceso para las víctimas, así como la capacitación específica de todos los miembros del sistema judicial.
Para Rico, esto último es fundamental porque muchos expedientes no están caratulados como violencia machista, lo que impide que los agresores sean juzgados con ese "agravante", como ocurrió con el brutal caso de la joven Pérez.
Según la activista, otros grandes temas pendientes en Argentina son la lucha contra los "micromachismos" que viven las mujeres diariamente, como cuando son "cosificadas" mediante los "mal llamados piropos", y el debate parlamentario del aborto, ilegal en Argentina salvo para casos en que la salud de la madre está en peligro o si el embarazo es fruto de una violación.
"Las mujeres mueren por abortos clandestinos o quedan imposibilitadas de tener más niños" y, además, no se les permite "elegir sobre su propio cuerpo", por lo que la prohibición del derecho a abortar es también "una forma de violencia".
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