Sorpresa causó el documento divulgado este martes por el Vaticano, en el cual se establecen nuevas normas respecto de la sepultura de los muertos, pero principalmente sobre la cremación y la conservación de las cenizas de los difuntos, colocando restricciones al respecto que ya han generado muchos comentarios y críticas.
El texto, elaborado por la Congregación para la Doctrina de la Fe y titulado "Ad resurgendum cum Christo", viene a complementar la instrucción "Piam et constatem" que data del 5 de julio de 1963, en la cual se aconsejaba "vivamente" la sepultura de los cuerpos, aunque agregó que no se le iba a negar los sacramentos y funerales a aquellas personas que solicitaron ser cremadas.
No obstante, en este nuevo documento se fijaron nuevas normas como la prohibición del esparcimiento de las cenizas "en el aire, en la tierra o en el agua", así como tampoco su conversión en recuerdos conmemorativos, su conservación en las casas, ni que sean divididas entre los familiares del difunto.
En el texto se explica que en el último tiempo "la práctica de la cremación se ha difundido notablemente en muchos países, pero al mismo tiempo también se han propagado nuevas ideas en desacuerdo con la fe de la Iglesia", lo que motivó la publicación de esta instrucción "con el fin de reafirmar las razones doctrinales y pastorales para la preferencia de la sepultura de los cuerpos y de emanar normas relativas a la conservación de las cenizas en el caso de la cremación".
Respecto de las cremaciones, la Iglesia explica que "no ve razones doctrinales para evitar esta práctica, ya que la cremación del cadáver no toca el alma y no impide a la omnipotencia divina resucitar el cuerpo y por lo tanto no contiene la negación objetiva de la doctrina cristiana sobre la inmortalidad del alma y la resurrección del cuerpo", aunque insiste en que prefiere la sepultura de los cuerpos.
Así, se refiere a una de las medidas más controversiales: que las cenizas deben mantenerse "en un lugar sagrado", o sea, el cementerio, una iglesia o un área especialmente dispuesta para este fin por la autoridad eclesiástica.
El Vaticano señala que esto también tiene que ver con la tradición cristiana de que los difuntos fueran objeto de oraciones y recuerdo de parte de la comunidad, donde las tumbas han jugado un rol preponderante.
"La conservación de las cenizas en un lugar sagrado puede ayudar a reducir el riesgo de sustraer a los difuntos de la oración y el recuerdo de los familiares y de la comunidad cristiana. Así, además, se evita la posibilidad de olvido, falta de respeto y malos tratos, que pueden sobrevenir sobre todo una vez pasada la primera generación, así como prácticas inconvenientes o supersticiosas", dice la Iglesia.
La Congregación para la Doctrina de la Fe insiste en su recomendación de que los cuerpos sean sepultados, ya sea en cementerios o en otros lugares sagrados, señalando que "en la memoria de la muerte, sepultura y resurrección del Señor, misterio a la luz del cual se manifiesta el sentido cristiano de la muerte, la inhumación es en primer lugar la forma más adecuada para expresar la fe y la esperanza en la resurrección corporal".
"Enterrando los cuerpos de los fieles difuntos, la Iglesia confirma su fe en la resurrección de la carne, y pone de relieve la alta dignidad del cuerpo humano como parte integrante de la persona con la cual el cuerpo comparte la historia. No puede permitir, por lo tanto, actitudes y rituales que impliquen conceptos erróneos de la muerte, considerada como anulación definitiva de la persona, o como momento de fusión con la Madre naturaleza o con el universo, o como una etapa en el proceso de re-encarnación, o como la liberación definitiva de la 'prisión' del cuerpo", recalca la instrucción.
Es por ello que la sepultura de las personas "responde adecuadamente a la compasión y el respeto debido a los cuerpos de los fieles difuntos, que mediante el Bautismo se han convertido en templo del Espíritu Santo", al mismo tiempo que "favorece el recuerdo y la oración por los difuntos por parte de los familiares y de toda la comunidad cristiana, y la veneración de los mártires y santos".
Fuente: EMOL, GDA
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