La impresión en tres dimensiones o 3D no es una invención del nuevo milenio. Es una tecnología en la que se investiga desde mediados de la década de los ochenta, del siglo XX. Consiste en la superposición sucesiva de capas de un material especial para la construcción de algún objeto. Esta técnica, a la que en un principio no se le vio potencial comercial, puede convertirse en una alternativa para muchas áreas de la sociedad.
Sin embargo, es desde hace algunos pocos años en que la tecnología de la impresión 3D se puso en boca de todos. ¿Te acuerdas cuándo fue? Hace como unos seis años un científico quería diseñar nuevos instrumentos musicales usando esta técnica.
Pero fue en el 2013 cuando llegaron las noticias más altisonantes: un grupo que había puesto en línea los planos de una pistola completamente funcional para ser impresa en 3D; y en el campo de la medicina se empezaron a imprimir prótesis y algunos órganos (como tráqueas) para ser implantados en humanos.
Todo esto gracias al avance de la tecnología y al desarrollo de nuevos materiales para hacer las diferentes construcciones. ¿Qué vino después? Comida que se puede imprimir. Foodini fue uno de los productos que más llamó la atención: una impresora 3D casera que usa insumos comestibles.
¿Qué más se podría esperar de la tecnología de impresión 3D? Prótesis de manos, de patas para perros, ojos biónicos… pero también máquinas impresoras cada vez más baratas. La promesa del DIY (do it yourself o hazlo tú mismo) es una realidad.
Esta semana, la empresa Apis Cor sorprendió a todos al anunciar que cuenta con una máquina que permite imprimir las partes que luego serán ensambladas para construir una casa. Todo en 24 horas y por unos 10.000 dólares. Lo que la empresa quiere es instalar su particular impresora 3D en el mismo sitio donde se ensamblará la casa.
Pero esta tecnología ahora la están experimentando fuera de la Tierra. La empresa Made in Space desarrollaron la primera impresora 3D que funciona en el espacio. Específicamente en la Estación Espacial Internacional (EEI). Pero el plan a futuro es contar con una estación en la que se puedan imprimir las piezas y partes que se necesiten en una misión espacial, de manera que las naves puedan despegar de la Tierra sin tanta carga.
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